El diagnóstico diferencial entre la Anorexia nerviosa y el Trastorno evitación/restricción de la ingesta de alimentos puede ser difícil de identificar sobre todo si estos se producen en la infancia tardía o en la adolescencia ya que ambos comparten numerosos síntomas tales como la evitación de alimentos, pérdida de peso, la interferencia en el funcionamiento psicosocial o la deficiencia nutritiva entre otros  muchos.

El trastorno por evitación/restricción suele aparecer en la niñez, aunque también a veces en la adolescencia y mantenerse en la edad adulta, y provoca al igual que la AN problemas clínicamente significativos relacionados con la comida. La principal diferencia radica en que el primero se asocia a una falta de interés por comer, por alimentarse y por la comida que provoca una restricción y/o evitación de ciertos alimentos por sus características organolépticas, es decir, por cómo éstos son  percibidos en base a su aspecto, forma, color u olor. En la génesis del problema no subyace el miedo a engordar como ocurre en la AN, y la preocupación central se basa en las consecuencias repulsivas de la acción de comer cuyo origen puede ser determinado por ejemplo en un tipo de educación alimentaria excesivamente tolerante en la niñez o por algún episodio traumático con la comida como por ejemplo algún tipo de atragantamiento. No es de extrañar que muchos de estos pacientes presenten problemas para la deglución, pérdida de peso o fracaso para alcanzar el esperado y que busquen suplementos alimenticios sustitutorios de la comida ya que necesitan algún tipo de aporte energético. Por su contra en la AN se muestra un miedo ( aunque a veces puede estar camuflado) expreso a aumentar el peso o a engordar, rechazando mantener un peso corporal por encima del que puede ser considerado el mínimo para la edad. ( el 15 por 100 por debajo de lo esperado sería un criterio de diagnóstico para el DSM-IV por ejemplo). También es un trastorno que se da más en mujeres que en hombres, de inicio principalmente en la adolescencia, que provoca amenorreas,  y que produce una alteración en la manera como se experimenta el peso y la imagen corporal, negando el bajo peso y los problemas asociados por convicción y provocando alteración y distorsión de la imagen con fuertes devaluaciones en la autoestima. Además puede discurrir con episodios de descontrol y sobre-ingesta de alimentos de carácter bulímico.

Vemos por tanto que en la AN existen un componente psicosocial mucho más marcado que en el Trastorno por evitación/restricción. Ambos discurren sobre los efectos negativos que sobre el cuerpo humano tiene una mala alimentación, pero mientras que en el Trastorno por evitación/restricción el acto de no comer se debe a la repulsión psicológica de determinados alimentos en donde la pérdida de peso es consecuencia de un daño colateral, en la AN dicho acto es producto del miedo a engordar y de la imagen corporal, y por consiguiente el no comer se convierte en este caso en objetivo principal.